viernes, 4 de noviembre de 2016

COSMOVISIÓN DE LAS TIERRAS BAJAS





Las cosmovisiones indígenas amazónicas, no sólo se plantean la existencia de una diversidad de mundos, cada uno con sus propias topografías, habitantes y leyes, sino la existencia de una diversidad de esferas al interior del mundo en que vivimos. En efecto, un rasgo común a estas cosmovisiones es su concepción animista del universo, la cual postula que todo lo material, sea objeto o sujeto, tiene una contraparte espiritual. En el caso de los objetos, los fenómenos que llamamos "naturales", y los animales, su dimensión espiritual es concebida como una esencia primordial: la forma primera y verdadera que éstos tenían en el origen de los tiempos, antes de adquirir su apariencia actual. Estas esencias, que por lo general tienen forma humana, son parte integrante de las cosas, fenómenos y animales, pero suelen desprenderse y vagar por esta tierra. Además, existen en el mundo una serie de seres incorpóreos: divinidades, demonios, espíritus benévolos y malévolos que pueden adquirir una apariencia material y hacerse visibles, pero cuya esencia es espiritual e invisible.
Para los indígenas amazónicos la realidad material es una máscara, un disfraz, que oculta la "verdadera" realidad. Los mundos invisibles, así como los seres espirituales  son depositarios de conocimientos y fuerzas místicas que son indispensables para el bienestar de los humanos y el buen funcionamiento de su sociedad.            
De acuerdo a la religiosidad indígena, el acceso a estos mundos invisibles sólo se puede lograr a través de una de las múltiples almas o esencias que componen la dimensión espiritual del ser humano. Esto se consigue a través de los sueños, cuando el alma se desprende del cuerpo y vaga por este y otros mundos; también a través de la ingestión de sustancias sicotrópicas o alucinógenas, tales como la ayahuasca, la datura o el jugo concentrado de tabaco, las cuales se cree inducen al alma a desprenderse del cuerpo y a emprender viajes astrales;  a través de una serie de prácticas ascéticas o de mortificación del cuerpo, tales como vigilias y ayunos prolongados, que tienen igual efecto. Por medio de los sueños, todos: hombres, mujeres, niños y niñas, pueden experimentar contacto con los mundos invisibles, y a través de ello obtener conocimientos relevantes para su vida productiva y afectiva. Pero sólo los escogidos shamanes, sacerdotes o profetas, pueden viajar a estos mundos sagrados y obtener respuestas para sus habitantes, conocimientos y poderes que les permiten más adelante impartir salud o enfermedad, vida o muerte, abundancia o destrucción.
En general los pueblos indígenas amazónicos consideran que el bienestar de los individuos y las colectividades depende de la relación armoniosa entre el mundo visible de los humanos y los mundos invisibles de las divinidades, así la caza excesiva o el desperdicio de lo cazado puede enojar al espíritu tutelar de la caza o a la esencia primordial de la especie animal. El despilfarro de comida puede enojar a la naturaleza produciendo una posterior hambruna.
Es asimismo a través de sus operaciones rituales que estos especialistas protegen a sus comunidades de las acciones de los espíritus maléficos que pueblan los diversos espacios del cosmos.
 Otro elemento coadyuvante en su cosmovisión es el control lunar y el control solar que naturalmente son una ayuda de suma importancia para pronosticar el tiempo, para la siembra, la cosecha, la caza y la pesca en las zonas bajas
Un claro ejemplo en la cosmovisión andino amazónica, la cultura TAKANA (según la antropóloga alemana Hissink) a comienzos de los años 50 del siglo XX recopilo una gran cantidad de mitos e informaciones sobre la cosmovisión takana. Reportando la existencia de los amos de la naturaleza en su mitología. Posiblemente influenciados por los quechuas andinos, consideraban a una prominente serranía cercana a Tumupasa como la deidad protectora de los takana. El cerro lleva el nombre quechua de Caquiahuaca, que significa 'Montaña alta y sagrada'. El personaje que guardaba y custodiaba a la cosmovisión tradicional era el chamán, llamado ekuai. Los chamanes de los takana utilizaban el ayahuaska para ponerse en trance y poder comunicarse con los seres de la naturaleza.
En síntesis la cosmovisión amazónica o de tierras bajas se define en la obtención de conocimientos y poderes de los seres sagrados que son fundamentales para la supervivencia humana. Muchos de los diseños utilizados en la ornamentación de textiles, cerámica, chaquiras y cestería son aprendidos en sueños o revelados por seres sagrados durante la realización de viajes astrales a los lejanos mundos espirituales. Lo mismo es cierto de gran parte de la música, los cantos y las danzas. En vez de establecer rígidas fronteras entre naturaleza y sociedad, lo humano y lo animal, lo sagrado y lo profano, tal como es común en las sociedades de tradición occidental, las cosmovisiones indígenas se fundamentan en la multiplicidad de esferas de la realidad, la permeabilidad de sus fronteras, y la activa interacción entre todos los seres que las habitan. La supervivencia de los seres humanos depende en gran medida de guardar un equilibrio armonioso entre los habitantes de estos diferentes mundos, o la relación hombre – naturaleza.
 
 BIBLIOGRAFÍA




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